A quienes encuentren mi barco hundido...

"Bienvenido a mi morada. Entre libremente, por su propia voluntad, y deje parte de la felicidad que trae."
(Drácula)

miércoles, 15 de febrero de 2012

Miro: Cosas que merece la pena difundir

(Imagen extraída de: http://www.pelonespeleones.com/wp-content/uploads/2012/02/solopelon.png)

Hoy he estado leyendo varios blogs. Blogs de personas que han topado con el cáncer, esa enfermedad ante la que nadie está a salvo. Cuando leo sus palabras no puedo sino sentirme como una imbécil por permitir que pequeños desengaños me amarguen el día. Es increíble la cantidad de cosas por las que podemos discutir, por las que podemos dejarnos llevar y darles vueltas y vueltas y más vueltas... Y, ¿qué conseguimos? Sólo hacernos mala sangre por dar importancia a cosas que realmente no la tienen.

Pero lo realmente increíble es entrar en los blogs de personas que tienen un verdadero problema y que le plantan cara con una sonrisa. Personas que nos enseñan que hay que disfrutar de cada momento y reír, sobre todo reír.

Me gustaría poder aplicarme el cuento, encararlo todo con buena cara y no dejarme llevar por mi mal genio. También me gustaría animaros a visitar esta web, a leer los blogs de quienes participan en ella y a difundir que se necesitan más donantes de médula. Y sobre todo me gustaría desear todo mi apoyo a todos esos luchadores maravillosos, a los que no hay que compadecer, sino animar. Os admiro muchísimo y espero que os curéis pronto.


1 comentario:

Estelwen Ancálimë dijo...

Yo siempre he dicho, incluso siendo muy pequeña, que un problema grande hace que pierdan importancia los pequeños (explicación verídica que le di a mi madre a los 6 años cuando me preguntó por qué me ponía abrigo en verano hasta pasarlo realmente mal con el calor cada vez que estaba enfurruñada).
Cuando todo nos va bien, nos molestamos por cualquier contratiempo. En cambio, cuando tenemos un problema gordo de verdad, es cuando vemos las cosas con perspectiva y apreciamos la vida en lo que vale. Una de las claves de la felicidad consiste en apreciar la vida como si estuviéramos enfermos, pero estando sanos.