Egoísmo
egoísmo.
1. m. Inmoderado y excesivo amor a sí mismo, que hace atender desmedidamente al propio interés, sin cuidarse del de los demás.
Hace unas semanas hablaba con un amigo de si desear que tus seres queridos sean felices es egoísta o no.
Somos animales sociales. Interaccionamos con nuestros congéneres y podemos llegar a crear lazos de amistad y familiaridad. Apreciamos a otros y queremos que estén bien, que se sientan a gusto. ¿Por qué? Lo más sencillo es responder: porque los amamos. Pero consideremos que a nosotros nos gusta verles bien; el hecho de que nos guste, de que nos reporte satisfacción, da a entender que no sólo pensamos en ellos, sino que también nos importa nuestro propio estado de ánimo. La alegría de nuestros seres queridos se traduce en bienestar para nosotros mismos. Es natural, buscamos sentirnos bien constantemente, y si pudiésemos experimentar esa sensación estando mal aquellos a los que apreciamos, seríamos fríos o incluso egoístas... pero, en cierto modo, nosotros queremos que nuestros amigos y familiares sean felices para ser felices nosotros. ¿No sería también eso egoísmo?
Evidentemente, no pensamos en querer a los demás para nuestro propio beneficio. No somos seres completamente racionales que hagan un cálculo de costes y beneficios antes de emprender cualquier acción. Nuestros instintos nos preceden y no podemos controlarlos, por lo que no podemos elegir amar o no amar. Por todo esto y por nuestra tendencia a aumentar nuestro placer y reducir nuestro dolor, el egoísmo es algo que nos viene dado por naturaleza. Sin embargo, tiene una connotación muy negativa que nos viene dada por un modelo clásico de moral.
El egoísmo, ¿es "malo"? ¿es un defecto? A mi parecer, es simplemente un instinto cuyo efecto perjudicial reside sólo en su manifestación excesiva. Es decir, todos y cada uno de nosotros somos egoístas. Negar nuestro egoísmo sería negar una parte de nosotros con la que hemos de convivir. Pero dejar que el egoísmo conduzca todas nuestras acciones y justificar este hecho aludiendo a que es una actitud natural, no es nunca la solución. No pienso que haya que condenar el egoísmo y considerarlo un defecto a corregir mediante actitudes altruistas en ocasiones de carácter idílico, sino que debemos ser conscientes de que, aunque siempre nos acompañe como tantas otras emociones, nunca debemos llevarlo al extremo.
¿Y vosotros, qué pensáis del egoísmo?
(Gracias a Ángel, que nunca me deja comentarios y dice que soy una escritora críptica, por la conversación que inspiró esta entrada)