A quienes encuentren mi barco hundido...

"Bienvenido a mi morada. Entre libremente, por su propia voluntad, y deje parte de la felicidad que trae."
(Drácula)

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Observo (parte 7): Niñita antisistema


(Imagen extraída de: http://www.foroswebgratis.com/imagenes_foros/2/1/8/2/2/636164punk-tinkerbell.jpg)

Niñita antisistema

Entra pegando un portazo, como si esperara que con eso se sepa que ha llegado ella. Nunca viene sola. ¿Ganas de ir por libre? ¿Miedo a encararse con el personal sin nadie en quien apoyarse? Por sus andares y su mirada de "voy a comerme el mundo después de darte una paliza", yo diría que más bien necesita a alguien que aplauda su actuación. Llega al mostrador y, aunque la oficina está vacía, habla a voz en grito. Parece ser que el palestino y el pelo rapado le confieren autoridad más que suficiente para ello. Su amiga no se queda corta. Una de tantas niñas de papá que quieren dar la nota y que se visten de punkis porque está de moda, o lo intentan, porque si un auténtico punk la viera, se sentiría insultado. Una de tantas maleducadas que gritan mucho y dicen poco, tratando de imitar una jerga que no tienen ni tendrán. Eso sí, que bien se le da emplear el adjetivo "puta" para calificar absolutamente todo lo que le rodea.

Sí, señores, nos encontramos ante el prototipo de niñita que va de antisistema. Seguramente muchos de ustedes se hayan topado con personajes como estos. Se trata de individuos que, en su búsqueda de identidad, adaptan los estilos característicos de los grupos antisistema a la moda del momento, se aprenden unas cuantas frases tipo "esto es una puta mierda", "nos tienen puteados", "tenemos que luchar por nuestros derechos", "esto es una injusticia" y se hacen seguidores de unos cuantos iconos clásicos de la lucha revolucionaria y de un par de grupos de punk. Todo de la noche a la mañana, con lo cual, demuestran una gran capacidad para adquirir conocimientos. También demuestran una gran hipocresía al gritar que no se respetan sus derechos cuando ellos son los primeros en no respetar a nadie, pues en su afán por dejar patente lo guerreros que son, aprovechan la más mínima oportunidad que se les presente para reinvindicar algo, y lo hacen a voces, con insultos y desprecio. Sobre todo lo último.

Si se diera el caso de que estos individuos tuviesen edades comprendidas entre los 16 y los 18 años, su actitud sería en cierto modo comprensible, pero parece ser que la franja de edad se amplía hasta los 25. Sin duda, un dato desesperanzador, porque se trata de criaturas bastante abundantes que están destrozando el legado de quienes lucharon por verdaderos cambios sociales. Un legado que hoy día tiene seguidores, personas que creen en lo que se hizo y tratan de continuar con esa lucha pese a los intentos del sistema de poner en venta sus ideales. Personas que forman parte de una especie en peligro de extinción.

Niñita antisistema, ¿qué sabremos tú y yo de injusticia, si podemos gritar a los cuatro vientos lo que pensamos sin que nos castiguen por ello?