A quienes encuentren mi barco hundido...

"Bienvenido a mi morada. Entre libremente, por su propia voluntad, y deje parte de la felicidad que trae."
(Drácula)

viernes, 3 de octubre de 2008

Miro (parte 3): Antihéroe al rescate


(Imagen extraída de http://imperator.files.wordpress.com/2007/03/batman.jpg)

Antihéroe al rescate

(Empecé a escribir esta entrada el Sábado 23 de Agosto de 2008, pero por falta de inspiración, he decidido cambiarla tomando como base una reflexión que escribí a mediados del año pasado sobre el mismo tema)

Desde muy pequeña, me instruyeron en el amor a los cómics de Marvel (y DC, aunque en menor medida). Si bien en mi familia nunca hubo mucho dinero para gastar en grandiosas colecciones de cómics, compraban revistas baratas sólo para leer las escasas páginas que en ellas se publicaban de Spider-man, la Patrulla-x, Los 4 fantásticos y otros superhéroes.


Me encantaba (y me sigue encantando) la Patrulla-x. Me gustaba la idea de un grupo de mutantes a los que el mundo odia y que, en lugar de devolverles el sentimiento, se unen para ayudar a aquellos que tanto los desprecian. Es una idea muy bonita, utópica... y aunque por una parte me parece bonita, por otra parte me resulta absurda e incalcanzable, ya que yo no me dedicaría a defender a gente que me detesta y que se dedica a hacerme daño. ¿Soy yo una egoísta o el altruismo de Charles Xavier es exagerado? Es un tema que me da mucho en que pensar...


El primer personaje de cómic por el que sentí auténtica devoción fue Batman. Siempre en la sombra, ¿de qué lado estaría? Era todo un misterio para mí. No sabías qué le pasaba por la cabeza a través de los ojos blancos que su siniestra máscara dejaba ver. El espíritu de la venganza, de la justicia de cada uno... alguien que investigaba los crímenes y atormentaba a los delincuentes... en el ambiente de la podrida Gotham City... por supuesto, de pequeña no podía comprender el espíritu tenebroso de este personaje, pero me gustaba su estilo. Bueno, luego una crece y se da cuenta de que llevar los calzoncillos por encima del pantalón le resta mucho atractivo al traje, pero me gustaba su capa, su máscara, sus armas, su coche, sus métodos contundentes... Con el tiempo fui comprendiendo que Batman es mucho más que un tío vestido de murciélago que da miedo. Es un personaje muy profundo cuando le encuentra un guionista que te hace creer en él. Es un hombre que obra conforme a sus principios en su eterna búsqueda de justicia.


Entonces llegó Lobezno y desbancó a Batman. El traje de Lobezno tenía similitudes con el de Batman (si exceptuamos que el más popular es amarillo), pero no era eso lo que más me gustaba. Lo que me encantaba de Lobezno era que se trataba de un tío que se definía a sí mismo como bajito, feo y peludo, y no dudaba en decir: eh tíos, aquí estoy yo. Lobezno imponía sin ser un sex symbol o un armario empotrado. Lo veías aparecer y antes de que sacara las garras, sabías que le cogerían miedo. Esa idea me inspiró muchísimo en mi infancia, tanto que dejó a Batman en segundo lugar; y podría explayarme mucho más hablando de Lobezno, de su eterna lucha consigo mismo para dominar sus instintos más salvajes, pero me desviaría del tema y convertiría esta entrada en una oda al personaje.


Tanto Lobezno como Batman son antihéroes, personajes demasiado oscuros para ser considerados héroes y demasiado nobles para ser villanos. No les importa lo que pienses de ellos, sólo obrar conforme a su conciencia y convicciones, o al menos es lo que tratan de aparentar. En el fondo les preocupa estar convirtiéndose en los monstruos que tratan de combatir. Tienen un profundo sentido de la justicia, pero su forma de ver el mundo y de hacer las cosas es demasiado radical y chocan con personajes que defienden unos valores morales consensuados. Los antihéroes respetan (o no) las convenciones sociales, pero no tienen por qué compartirlas. Trabajan solos aunque formen parte de un grupo, porque nunca llegan a sentirse parte de él. Y si no hacen lo que quieren hacer, si no hacen lo que su corazón les dice, no se quedan con la conciencia tranquila. Y es que tienen conciencia, sí señor. Lúgubre, mutilada... pero la tienen. Y quizás la tengan más clara que muchos héroes, pese a sus constantes conflictos interiores.


¿Por qué gustan los antihéroes? ¿Por qué Batman rivaliza con Superman? ¿O por qué Lobezno tiene más seguidores que Cíclope, siendo éste el líder original de la Patrulla - X?

Desde mi punto de vista, es más fácil identificarse con los antihéroes porque los guionistas trabajan mucho el lado humano de estos personajes, de modo que vemos sus imperfecciones y las comprendemos, quizá incluso nos veamos reflejados. Son personajes menos planos o estereotipados que un héroe totalmente bondadoso o un malo malísimo. No obstante, un antihéroe en manos de un mal guionista puede aparecer como el chico rebelde que no acepta lo establecido y convertirse en un arquetipo recurrente, por lo que si uno de estos personajes aparece como sublime, es porque al guionista le encanta y ha trabajado muy duro para convertirlo en la estrella del cómic (o libro, porque son personajes que aparecen en todo tipo de representaciones culturales, pero yo he querido centrarme en los cómics). Luego los antihéroes están sujetos a los caprichos de los guionistas, que nos los muestran como una especie de héroes alternativos, y tenemos multitud de ejemplos en el mundo del cómic: Marv en Sin City; Frank Castle en The Punisher; Hellboy en la serie del mismo nombre; V en V de Vendetta, etc. Si lo pensamos fríamente, algunos de estos personajes podrían ser villanos perfectamente porque sus métodos no se caracterizan precisamente por ser éticos, pero muchos los admiramos en lugar de condenarlos. ¿Se debe esto a que son ficticios o a la forma que tienen los distintos autores de ensalzar sus figuras?

Pero no quisiera despreciar a los héroes y villanos comunes del cómic. Los primeros también me gustan en muchos casos (Daredevil, Coloso, Spider-man) porque admiro su capacidad para ver el mundo de una manera tan pura. Admiro su capacidad para perdonar, o para hacer lo que creen correcto o justo sacrificándose ellos mismos (esta característica la comparten con los antihéroes), y a la vez no la entiendo porque tiendo a pensar que su bondad es demasiado forzada para ser real (en algunos casos). Respecto a los villanos, suelen gustarme más que los héroes cuando son buenos villanos (Magneto, Joker). Me gusta ver cómo han llegado a ser lo que son, porque en el fondo son muy parecidos a los héroes. La diferencia está en que han seguido el mismo camino que ellos sólo hasta cierto punto. Caminan por un tramo diferente del suyo, decisivo para transformarse en algo aparentemente distinto. Sobre la metáfora del camino, suele decirse que los villanos se desvían. Yo me pregunto quién se desvía: si ellos o los héroes.

Creo que por lo que me gustan más los antihéroes es porque están siempre entre el bien y el mal, dejándose llevar por sus ideales y sus creencias como lo haría cualquier héroe y desafiando los límites como lo haría cualquier villano. Pero esta es sólo mi opinión.