A quienes encuentren mi barco hundido...

"Bienvenido a mi morada. Entre libremente, por su propia voluntad, y deje parte de la felicidad que trae."
(Drácula)

lunes, 4 de marzo de 2013

Observo: Inspiración.


"No one ever dares to speak
It's nothing else but fantasy
It's make believe
Make believe"

A veces siento cómo la inspiración revolotea en torno a mí. Es como un hada pequeña en la que tienes que fijarte bien. Una vez que la has sentido acariciando tu mente, te acostumbras al suave batir de sus alas, a ese sonido diminuto, casi imperceptible y delicado. Y es que ese sonido no es sino el anuncio de la magia que llega a nosotros y comienza a brotar de nuestro ser.

Y hoy la siento conmigo mientras escribo, como siempre, cien mil cosas, todas muy dispares. La capitana es escritora siempre inquieta que no deja de pensar y plasmar, ya sea en forma de relatos o de frases inconexas que se ramifican desarrollando algo que quiero contar, algo que aparece como una pequeña semilla en un trozo de papel y que en mi cabeza cobra todo su sentido, convertida en frondoso árbol.

Hoy escribo más para refugiarme que para expresarme. Hoy escribo porque lo necesito, porque quiero desplazar esas cosillas que a veces nos merman un poquito la sonrisa. Cosillas a las que nos enfrentamos todos, y que en la vida de cada uno, dependiendo del momento, tienen diferente magnitud. Cosillas de las que no pretendo huir, pero en las que ya he pensado lo suficiente. En definitiva, esas cosillas de las que no hablo cuando mis seres queridos me preguntan qué tal estoy porque prefiero escucharles y buscar la risa con ellos.

La escritura ha sido un lugar al que acudir durante mucho tiempo. Lo ha sido desde que aprendí que mediante ella podía inmortalizar las historias que llenaban mi cabeza a todas horas, cosa que coincide prácticamente con el momento en el que aprendí a escribir. Era una forma de estar ocupada, de evadirme por un momento de aquello que pudiese molestarme. Me sentía y me siento segura escribiendo, aunque muchas veces lo necesito y la caprichosa inspiración no viene. No obstante, una vez que me roza, la abrazo con todas mis fuerzas y no la dejo marchar hasta que termino lo que quería hacer. A veces le pido disculpas por la intensidad con la que la he estrechado; y siempre le doy las gracias por haberse quedado conmigo.

Probablemente, a estas alturas de mi entrada estaréis pensando que tampoco estoy empleando la inspiración para hacer gran cosa. Y yo sólo puedo pedir disculpas al decepcionado lector, agradecer que hayáis decidido perder vuestro tiempo en leer esto y seguir mirando, observando, aprendiendo y escribiendo.