A quienes encuentren mi barco hundido...

"Bienvenido a mi morada. Entre libremente, por su propia voluntad, y deje parte de la felicidad que trae."
(Drácula)

viernes, 16 de diciembre de 2011

Miro: Bonita.

(Imagen extraída de: http://t0.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcRmLdJT_4FqM8MVi5wPhcJfkNU_AUo4CmOgUCEMsIraSXbEhODJFEIoO2kFLA)

Siempre he estado delgada y, como además soy corta de estatura, parece que se nota un poco menos. Pero durante mi adolescencia tuve una época de gran estrés y bajé de peso aceleradamente, de forma que hasta la talla 34 me quedaba grande. Como podéis imaginar, mi salud empeoró, tenía un aspecto enfermizo y mis brazos se podían abarcar casi con una mano a pesar de que siempre he sido más bien fibrosa. Por eso, en cuanto pude tomarme las cosas con un poquito más de calma, procuré forzarme a comer más de medio plato a mediodía hasta que pude recuperarme un poco.

A día de hoy, con eso de que estoy quietecita y que me ha dado por comer, veo como varios pantalones me quedan algo apretados y como, salvo por mi tendencia a coger resfriados, gozo de mejor salud, más vitalidad y tengo mejor cara. De alguna forma padecí una anorexia temporal, entendiendo por anorexia la pérdida de apetito ligada, en mi caso, a factores nerviosos. Una anorexia no es nada extraño, como desgraciadamente tampoco lo es la anorexia nerviosa que muchos jóvenes padecen.

La anorexia nerviosa es lo que lleva a estados de delgadez extrema, en ciertos casos mortal, a montones de chicas y chicos que son incapaces de sentirse a gusto consigo mismos. Se trata de un grave problema de autoestima que afecta fundamentalmente a adolescentes, pero no sólo a ellos; hay adultos que no se libran de él, y desde luego el canon de belleza promovido por las líneas de moda no ayuda a paliarlo.

Vivimos en una sociedad supuestamente desarrollada de la que nos encanta presumir. Una sociedad en la que se señala a personas con menos recursos (a las que, por supuesto, no se ayuda tanto como se podría) y su aspecto famélico nos parece síntoma de enfermedad; pero permitimos que los diseñadores de moda dicten cómo hemos de vestirnos para lucir guapos, y cómo hemos de ser físicamente. Es curioso que el aspecto de la mujer perfecta diste tanto de una mujer saludable y con curvas. Afortunadamente, con los años hemos visto cómo cada vez hay más campañas que reivindican la belleza de una mujer sana, pero todavía vemos a las modelos anoréxicas desfilando... Y aún peor, todavía vemos esas tallas minúsculas. Esos pantalones talla 38 que en realidad son una 36. Esos pantalones talla 40 que las dependientas muestran a las clientas como si se tratara de una talla grande.

A todas esas chicas que sacrifican su salud para sentirse guapas, le diría que la salud es lo último que se arriesga... Porque sólo estando vivas y sanas podrán disfrutar y darse cuenta de lo bonitas que son. Todas y cada una de ellas. 




3 comentarios:

Estelwen Ancálimë dijo...

Muy cierto. Yo de los 18 a los 23 años padecí bulimia nerviosa y también estaba muy delgadita. No es que yo quisiera vomitar, de hecho siempre me ha gustado comer, pero estaba deprimida y nerviosa y no podía retener nada dentro del estómago. Y, ¿sabes una cosa? Aunque ahora anímicamente estoy bien y mi vida es infinitamente mejor, a veces me miro el cuerpo (de talla 42) y me muero de pena al ver las fotos de entonces, con mi talla 36-38. Lo curioso es que a ese cuerpazo que tençia lo acompaña una cara de pena que ahora, afortunadamente, no tengo.

De todos modos, no te creas que lo de la delgadez viene de ahora. Desde las segunda mitad del siglo XIX hasta los años 20, se puso de moda tener la cintura estrecha, y la medida ideal de una mujer eran 45 centímetros de diámetro, que se conseguían gracias a los corsés. De hecho, se apretaban tanto para llegar a esta medida que no sólo eran frecuentes los desmayos y las costillas rotas, sino que muchas mujeres acababan siendo inválidas de mayores a causa de las lesiones en la columna vertebral, e incluso tenían desplazamiento de los órganos internos y cuando las tenían que operar los médicos descubrían que, sencillamente, los órganos no estaban donde se suponía que debían estar. Fue un problema médico importante en la época, y de hecho hay estudios médicos que muestran fotografías de entonces con mujeres de torso deforme (la cintura de avista y el bajo vientre horrendamente abultado, a causa de todos los órganos que ya no cabían arriba y se fuero hacia abajo).

Capitana de barco hundido dijo...

Efectivamente, aunque ahora tengas una talla más grande, lo importante es que te sientas a gusto contigo misma, personalmente creo que eres muy bonita tal y como estás ^^

Mira, en lo de los corsés no había caído. Estaba enterada pero ni se me había pasado por la cabeza, y tienes mucha razón, se hacían unas barbaridades... :(

Iriem dijo...

Querida María, a mi me ocurrió lo mismo hace años y reconozco que este texto me ha traído recuerdos amargos y me ha dado un vuelco el corazón. Tienes razón con lo que criticas y es valiente hacerlo así, de forma abierta y utilizando un suceso personal para ilustrarlo.
Mis más sinceras felicitaciones.