A quienes encuentren mi barco hundido...

"Bienvenido a mi morada. Entre libremente, por su propia voluntad, y deje parte de la felicidad que trae."
(Drácula)

jueves, 10 de marzo de 2011

Miro (parte 10): Desinterés e ignorancia

 (Imagen extraída de: http://www.fondosanimados.com/wallpapers/animales/primates/chimpances/ni_ver_ni_oir_ni_hablar/800x600_ni_ver_ni_oir_ni_hablar.jpg)

Desinterés e ignorancia.

"¿Qué es peor, la ignorancia o el desinterés?", me preguntó ayer mi prima de ocho años. Fue una de esas preguntas repentinas, fruto de una curiosidad inocente que se va abriendo paso. Sin dudar, le respondí que lo peor era el desinterés, porque la ignorancia se cura aprendiendo, pero si no quieres hacerlo, te quedarás sin saber por voluntad propia. Ella dio por respondida su pregunta y prosiguió su camino al colegio dando saltos, pero yo me quedé pensando en la pregunta tan buena que me había hecho y, como casi siempre, fui más allá de mis palabras.

A día de hoy somos muy intolerantes con la ignorancia. Tachamos de ignorante al que consideramos que no sabe de lo que habla, y con una facilidad pasmosa además. Consideramos que el ignorante es culpable de su propia ignorancia, pues vivimos en un mundo en el que la información está al alcance de todos. Permitidme discrepar, pero yo no creo que vivamos en este pseudosueño americano. Desde que nacemos, partimos con oportunidades muy diferentes que condicionarán, entre otras cosas, el tiempo que podremos dedicar al aprendizaje y las cosas que aprenderemos. También condicionarán el nivel de importancia que daremos a la obtención de según qué conocimientos. Estoy segura de que muchas personas querrían saber muchísimo más de lo que les es posible conocer.

Por otra parte... qué mala costumbre esa de creernos tan cultos en tantas cosas y por ello con tan buen juicio para determinar quién es el ignorante.

Sin embargo, no estoy diciendo que la ignorancia provenga únicamente de nuestras circunstancias adscritas. Nuestro desarrollo como individuos a partir de dichas circunstancias tiene mucho que ver. Una persona que desee aprender y que disponga de medios, adquirirá más conocimientos; sin embargo, aquella que carezca de interés por esto, se quedará estancada. Aquí es donde se manifiesta la estrecha relación entre desinterés e ignorancia, pues está muy claro que quien no quiera aprender, no lo va a hacer, y aquí es donde se genera un individuo al que seguramente tacharemos de ignorante con el tono más despectivo del mundo.

Total, ¿para qué vamos a preguntarnos de dónde viene tanto desinterés, que es la raíz de lo que tomamos por un problema? ¿Para qué vamos a buscar las causas de algo que parece molestarnos tanto?

Pero al igual que el desinterés produce ignorancia, la misma ignorancia produce desinterés. Porque si quiero aprender pero lo veo difícil, si aprender me cuesta muchísimo (porque me falta tiempo, o porque siento que mi cabeza no da para más) acabaré tan cansado que lo terminaré dejando. Me desmotivaré y decidiré seguir por otro camino. Y seguramente, aun así me culpen de mi desconocimiento.

De una u otra forma, ciertamente, mantenerse o no en la ignorancia es una decisión "propia" en aquellos casos en los que existen medios al alcance de la persona en cuestión. Porque una cosa es que los medios estén ahí para la mayoría, y otra muy distinta, que uno esté entre los individuos que pueden servirse de ellos. Por ello no es justo culpar al ignorante que no tiene acceso a estos medios.

Otra puntualización que creo conveniente hacer es que, cuando hablo de ignorancia, no me refiero sólo a ámbitos académicos y/o culturales. Ignorar los problemas sociales actuales es muy dañino, y esta ignorancia suele venir causada por un profundo desinterés; aunque también, la frustración por no poder ayudar hace que optemos por evadirnos. Puede que por este tipo de ignorancia no  nos culpen tanto. Tal vez porque todos lo hacemos y las cosas son más sencillas así.

Pero también ignoramos los problemas personales de personas más cercanas a nosotros que aquellos que sufren en lugares que no vemos diariamente. Personas a las que ni siquiera nos acercamos para preguntarles cómo se encuentran y damos por hecho que no tenemos comunicación con ellas.

En fin. La verdad es que me resulta curioso ver cómo una pregunta tan sencilla me hizo pensar tanto; aunque, la verdad, no sé de qué me extraño. Cuando tenía más o menos la edad de mi prima, cayó en mis manos el cuento de "San Jorge y el dragón", que me dejó una frase grabada a fuego: "en este lugar hay pena y miedo, los niños no juegan en la calle". El hecho de que un viajero solitario llegara a un lugar en el que las gentes se escondían en sus casas, se detuviera para preguntarse por qué ocurría aquello y decidiera hacer algo para ayudar en lugar de seguir su camino con indiferencia, me llamó la atención sobremanera.

Si seguimos vagando sin interesarnos por conocer y comprender, nunca acabaremos con la ignorancia.

9 comentarios:

Benjamin y sus colegas dijo...

Bien Maria, me gusta leerte. Pero te voy a dar algo para que pienses más. ¿Acaso el desinterés no está construido para que seamos ignorantes? es decir, se ha creando una sociedad basada en el consumo, en lo que lo importante es que no pensemos, que no sepamos, pero para ello se debe crear el desinterés. Si tu creas una sociedad desinteresada en conocer, será una sociedad ignorante y por lo tanto una sociedad más fácil de manipular. El problema no es el desinterés de uno mismo, que ya en si es un problema, sino el desinterés que nos han hecho tener para que no accedamos al capital cultural, social, etc.
No se si me comprendes, pero ya sabes donde encontrarme para discutir…

Capitana de barco hundido dijo...

En efecto, amigo mío, también pienso que vivimos condicionados por una serie de procesos de los que no somos conscientes en muchos casos, que nos inculcan paulatinamente ese desinterés. A menudo digo que vivimos en una sociedad muy individualizada donde lo que cuenta es creerse el ombligo del mundo, y a la porra lo demás. Pero no me gusta quedarme anclada a un enfoque que puede ser tachado de "paranoia sociológica", en el que parece que pensamos que todo es una conspiración del gobierno.

Estoy totalmente de acuerdo contigo en que el sistema, esa entidad supuestamemte impersonal a la que responsabilizamos (y con razón) de la sociedad en la que vivimos, es la que legitima que nos encontremos en estas condiciones. Pero realmente, el sistema se compone de personas. Y quiero que las personas reflexionen, que hagan uso de esa individualidad tan desarrollada, y de ese cerebro que cada uno tiene. Por eso he preferido darle este toque, en el que no podamos decir sin más "la culpa es de la sociedad/de los de arriba", sino que tomemos conciencia de la parte que tenemos en todo esto. Porque puede que tengamos predisposición para no sentir interés por los demás. Pero también podemos esforzarnos para vencer esa predisposición, ¿no te parece?

(Siempre he sido más de enfoques mixtos)

Gracias ^^

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo contigo, pequeña Kattia! solo escribo para darte la enhorabuena, te lo estás currando mucho, y para que sepas que te leo.
Nos vemos en la estación, a no, que ya estoy en paro, ups,!! XD

Capitana de barco hundido dijo...

Muchas gracias, abu Rondi!! ^^
P.D.- ahora nos veremos más :)

Lorenzo dijo...

Me ha parecido muy interesante lo que comenta Benjamín (y sus colegas), y la misma María. Supongo que es cuestión de responsabilizar a ambas partes. La sociedad de consumo marca unas directrices, pero bien es cierto que también está en nosotros mismos, en los que se encuentran dentro de ese sistema la opción de, aunque sea a pequeña escala, cambiar eso, a reflexionar y a estudiar el entorno de una manera crítica.

En resumen, hay que tener predisposición contra la imposición marcada (juego de palabras regulero, pero espero que se comprenda)

Capitana de barco hundido dijo...

Buen juego de palabras pues, Lorenzo. ¡Gracias! :)

Chloe_A_Kennedy dijo...

Buenos días.

Creo que es la primera vez que leo este blog (lo siento, pero ya sabes como nos llevamos la lectura en pantalla y yo, tremendamente mal), y, sinceramente, me ha sorprendido de forma muy grata ver cómo escribes. Ya te lo dije una vez hace muchos años, y vuelvo a repetirlo: escribes muy bien. También hay que decir que no es el mismo tipo de texto ni la misma temática, ni mucho menos, pero me agrada ver cómo has ido evolucionando en tu forma de escribir. Que lo que digas en esas palabras sea cierto o no, o esté de acuerdo contigo o no, es otra historia. Hoy sólo quería decirte que me doy cuenta de cómo evolucionas, y que me alegro mucho de poder seguir de cerca esos cambios.
Las discusiones metafísicas o trascendentales, sabes que las prefiero con carácter más íntimo, como por correo electrónico, o con la compañía de un café o un té.
De todas formas, quizá algún día me anime a entrar en debate por aquí también ;)

Un cálido abrazo.

Unknown dijo...

Pues yo pienso que, mientras el desinterés si es producto de nuestra sociedad, la ignorancia es producto de nuestras propias limitaciones como seres.

Un aborigen africano puede ser un autentico sabio y entendido de, desde la fauna y flora de su entorno, a las cuestiones practicas y culturales de su tribu. Y, sin embargo, ese mismo aborigen jamás a visto un movil o un coche. Y a nosotros nos pasa lo mismo pero al revés.
Es completamente imposible saberlo todo. Aún suponiendo que la mente humana tenga una capacidad infinita de información, no tenemos el tiempo ni los medios necesarios como para aprenderlo todo. ¡Ni siquiera lo hemos descubierto! Todos somos unos ignorantes en muchas cosas, y no hay mayor ignorante que el que lo pregona. Asi que me quedo con la frase esa que dice que "Mejor callarse y parecer tonto, que abrir la boca y demostrarlo"

Chloe_A_Kennedy dijo...

Me gusta la frase de Atlanta, pero no he podido evitar acordarme de otra cita bastante famosa, de Albert Einstein:
"Todos somos ignorantes, pero no todos ignoramos las mismas cosas"