A quienes encuentren mi barco hundido...

"Bienvenido a mi morada. Entre libremente, por su propia voluntad, y deje parte de la felicidad que trae."
(Drácula)

lunes, 28 de febrero de 2011

Miro (parte 9): "Yo te nombro, Libertad"


Esta vez no hay imagen que ilustre mi entrada, porque no hay imagen que me evoque algo como es la libertad. Algo que he procurado entender desde que era una pequeña y precoz lectora, y veía que en páginas de muchos libros distintos se hablaba de ella; y, aun sin comprenderla, pensaba que la libertad debía ser algo muy importante. En el colegio me explicarían que la libertad es indispensable para el ser humano, pero la Historia me mostraba que las civilizaciones se habían expandido pasando por encima de ella, y sepultándola bajo los monumentos a sus líderes. Y no podía entender cómo las mismas personas que necesitan ser libres, son capaces de destruir los derechos de sus compañeros. Supongo que aquel descubrimiento sería el responsable de mi paulatina pérdida de confianza en la humanidad, pero en esos momentos era todavía inocente y preguntaba constantemente el porqué de todo.

Libertad... cuántos han tratado de definirte, y yo misma intento analizarte, convertirte en un concepto más sencillo con el que poder explicar cómo pienso que eres para poder dar respuesta a mis propias preguntas y a las que otros tantos me hacen en su afán de comprender por qué siempre estás tan presente en mi corazón. Cuántos hombres y mujeres han luchado y han muerto para preservarte, cuántos te han llorado cuando fuiste arrancada de sus vidas mutiladas. Cuántos tratan de asfixiarte, de violarte, en estos tiempos en los que el respeto mengua e incluso la más pequeña decisión puede condicionar tu destino. A ti, que eres parte de mí y de todos aquellos con los que comparto la condición humana. A ti, que me permites decir lo que pienso sin temor a que me conviertan en leña para una hoguera de silencio. A ti, que nos traes lágrimas de felicidad cuando te sentimos. Tantos te han cantado y ojalá te sigan cantando por muchos años, con tristeza cuando estés lejos y con alegría cuando nos rodees. Ojalá nunca dejemos de gritar tu nombre, de tratar de comprenderte y de intentar que quienes te niegan, te permitan existir.

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